Si alguna vez en este blog se ha notado que he escrito algo a la fuerza y sin ganas, es esta entrada claramente. No niego que este es el post que menos me ha gustado hacer y del que menos orgullosa me sentiré, con diferencia. Pero también he de admitir que me pensaba que todo este “mundo de la Nocilla” iba a ser mucho menos atractivo, más aburrido, por lo que se nos mostró en clase. No sé qué idea tenía yo a las 9 de la mañana de un lunes cualquiera, pero la idea de meterme a hablar de una panda de gente de la que nunca en mi vida había oído no lo veía desde luego como el post más suculento.
Me he encontrado sin embargo una reseña a uno de los libros de Raúl Quinto, Idioteca, que pese a su título un tanto histriónico, exagerado y altivo tiene a grandes rasgos la sensación de ser uno de esos libros de arte que yo me leería encantada. Más que de arte, es un libro de meta-historia del arte, de cómo hemos llegado a conocer la pintura, escultura y demás gracias a la colaboración de todos aquellos que decidieron cuidarlo para que se pudiera conservar y un día en un futuro un señor pudiera escribir un libro de ello. Por lo menos pinta más ameno que la poesía.
Cuando toda esta marabunta de trabajo y exámenes llegue a su fin prometo dedicar un momento de reflexión a plantearme si me leo este libro o lo dejo en el olvido y me dedico a contemplar arte de verdad.
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