viernes, mayo 28

Disney y el famoseo

Hará cosa de un mes me dio por reverme clásicos de Disney. En realidad siempre tengo temporadas que lo hago, pero siempre me quedo estancada en mi película favorita; mi querido Aladdin. Por eso esta vez quería empezar por otro lado…
Empecé por El Rey León y me asustó Scar y su ejército nazi (estas cosas con 8 años ni yo ni ningún niño de mi quinta las pillábamos) y me maravillaron Timón y Pumba con sus gracias auténticas en versión original.
Y después (y ahí lo he dejado, de momento) me vi uno de los clásicos más clásicos, algo más moderno que Cenicienta (¡cualquier cosa es más moderna que Cenicienta!) pero clásico desde hace más tiempo que El Rey León: La bella y la bestia.
Me hace gracia verme este tipo de películas después de tantos años, de revérmelas sabiendo de qué van y cómo son para de repente comprender que todo lo que sabía de esa película era en realidad recuerdos de infancia que tampoco tienen mucho que ver con la realidad. Y para rematar, asusta ver lo que ha cambiado la tecnología y lo acostumbrados que de repente estamos a ella. Ver este tipo de películas no solo sin ningún elemento no tecnológico, sino con un doblaje de ultratumba trae la añoranza de los viejos tiempos y el viejo cine clásico que muchos dicen que se está perdiendo.
Probablemente si el señor Walt estuviera vivo, o por lo menos descongelado, las películas que crearía hoy en día serían totalmente diferentes a las de antaño. Para empezar, las princesitas protagonistas no serían princesas de verdad (a no ser que se pusiera a contar la historia de Mette Marit o Letizia); no habría ninguna Cenicienta que quisiera huir de las garras de sus hermanastras, ni ninguna Ariel que soñara con dejar de ser un pez. Ahora claro, tampoco se podría basar en los cuentos clásicos o las historias clásicas, ya tan manidas que hasta aparecen en las películas de 3D y se convierten en grandes éxitos de taquilla. ¿Qué haría Walt Disney hoy en día con las historias? Como creo que no era un hombre de mucha imaginación (por lo menos de la base; mientras tuviera eso ya se dedicada él a endulzar el resto) seguramente aprovecharía lo ya existente en la sociedad de masas.
Por ejemplo, Kate Moss. O Amy Winehouse. Ambas son tal para cual. Tan iguales, tan inglesas, tan trastornadas, tan fiesteras que en muchas ocasiones no recuerdo las cosas que se le atribuyen a una y a la otra. Y básicamente muchas veces las distingo porque una es morena y la otra rubia. Fíjate tú, que yo haría la película conjunta de las dos, una peli Disney en la que Kate Moss fuera una versión acaramelada y esquelética de la bestia (para más tarde poder redimirse y volver a ser bella, perfecta, maravillosa y querida por todos). Como todas estas historias supuestamente tienen que tener moraleja y ser moralmente correctas, la vida y milagro de la ex de Johnny Depp según está ahora se tendría q endulzar bastante… pero el factor de “dar pena” al menos lo tendría ya de antemano.
Y desde luego la vida de Amy Winehouse de moraleja tiene cero, así que unos cuantos cambios no le vendrían nada mal a su historia pasada por Disney. A la señorita Winehouse la veo de Megara, que es claramente el personaje femenino que más le pega, no solo por el pelo que, por el matiz del color es prácticamente idéntico, sino porque es la única “princesita” Disney que comienza siendo mala y mentirosa… hasta que se enamora de Hércules (y otra más que se redime). Esta mejor que no incluya en su historia a su marido/ex marido/marido/ex marido/marido depende del mes. Dejemos mejor que Disney fabrique una bonita historia con ella en la que su futuro pinte, al menos, interesante.
Si la factoría Disney se diera cuenta del potencial que tiene en la vida del famoseo…

1 comentario:

  1. Bahh, pero Meg no empieza siendo mala y mentirosa... ella en el fondo es buena, lo que pasa que un chico le hizo daño, y para olvidarle, el Malvado la cazó... jaja

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