Tras ver la película comprendo que mi rechazo, o quizá indiferencia, hacia esta película va más ligado al hecho de que las historias de guerra, batallas, bélicas, como se quieran llamar, nunca han sido mi fuerte, especialmente las guerras explícitas, con bombas, soldados, metralla, muertos. Por ejemplo, un gran clásico de guerra de los últimos tiempos, Saving Private Ryan (1998), aunque reconozco que es una gran película, no es ni mucho menos de mis predilectas, ni siquiera de las que volvería a ver por amor al arte.
Es precisamente Saving Private Ryan una de las películas que se ha comparado en bastantes ocasiones con esta de Kathryn Bigelow. Quizá por ese factor bélico, o por la calidad mezclada con la batalla. Lo cierto es que Bigelow parece dar un paso hacia adelante con The Hurt Locker, dejando atrás las películas sobre la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Vietnam (como en el caso de Forrest Gump) para dar un movimiento más hacia la actualidad y llevar a la gran pantalla quizá la película que pase a la historia como LA película sobre la guerra de Irak.
A pesar de mis diferencias con el cine bélico, debo reconocer que The Hurt Locker tiene sus grandes puntos fuertes:
El más llamativo con diferencia es el uso de la cámara y el juego con los planos y el movimiento. Abundan los planos detalle como nunca había visto en una película últimamente. Puede llegar a ser chocante que haya tanto detallismo en una historia en la que deberían importar los grandes escenarios, las grandes explosiones. Este detalle puede conseguir en numerosas ocasiones planos espectacularmente logrados y realmente atractivos a la vista.
Otro de sus puntos fuertes es el soldado Will James (Jeremy Renner) un personaje valiente hasta los extremos de la imprudencia, un cara dura que hace algo más liviana esa base bélica y que desde su primera aparición es el culpable de que el espectador no pierda la atención ni quiera despegar los ojos de la pantalla en casi ningún momento.
Con apariciones estelares en momentos concretos – como el comienzo de Guy Pearce o los dos minutos que está en pantalla Ralph Fiennes (“es Ralph Fiennes? Ralph Fiennes aquí? Ralph Fiennes de verdad?” me dije yo a mí misma. Los títulos de crédito me afirmaron que sí, era el mayor de los Fiennes), por no hablar de la “perdida” Kate, Evangeline Lily – las dos horas y algo que dura la película no se pasan especialmente lentas.
La historia sin embargo, para mi gusto, no es precisamente ni de lo mejorcito que he visto últimamente ni un relato que pueda llegar a recordar por el resto de los tiempos. Seguro que el factor bélico, el ambiente de guerra y toda esa jerga belicista no ayuda a que comprenda más, ni a que realmente me guste, y mucho menos que me sienta identificada o atraída.
Sin más, para mí, y seguro que para mucha gente más, The Hurt Locker pasará a la historia como la película que hizo conseguir por fin un Oscar a una directora.
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