Oh Mein Gott. A veces incluso aquellas estrellas que pensabas adorar por la elegancia que suelen derrochar te sorprenden…
Una de mis actrices favoritas, la inglesa Emma Thompson, se presentó ayer al estreno de su nueva película en Londres con este singular acompañante:
Y es que parece que ahora los cerdos están de moda (los cerdos animales, no los otros, por suerte), esa moda que instaló el siempre singular George Clooney con su recientemente fallecido cerdito, que le acompañaba desde sus años mozos en Urgencias, llamado Max, que incluso tiene su propia página personal en el Wikipedia.
Ahora, a falta de cerdito, Clooney se ha buscado novia.
Uno de los rasgos que intento no sacar a la luz en una primera conversación, por la posible desconfianza que puede causar, es reconocer abiertamente que soy una fan incondicional de los horóscopos y además creo firmemente en que una persona se modela y comienza a ser a raíz de la fecha en la que ha nacido. Quien me conoce sabe que mi segunda o tercera pregunta sobre una persona es saber en qué época del año ha nacido.
Tras esto, reconozco que suelo leerme relativamente a menudo descripciones que me encuentro sobre signos del zodiaco afines a mí; el mío propio o el de aquellos a los que me suelo juntar que curiosamente suelen ser de signos parecidos.
Con todo, me topo el otro día con esta como una de las descripciones sobre mi signo, Acuario:
Se conoce a este signo como el signo de los genios, y no hay duda de que lo es: la mayor parte de los nombres que figuran en anuarios de personas famosas corresponden a Acuarios o a gente que tiene ascendente Acuario.
Genios de la ciencia como Edison, Darwin y Galileo; grandes actores como James Dean, Paul Newman o Clark Gable; escritores de la talla de Dickens y políticos de renombre entre los que destacan Abraham Lincoln o Boris Yeltsin.
Por otra parte, también son de este signo gran número de los internados en instituciones de salud mental o de los que regularmente acuden al psiquiatra. Dicen que es muy tenue la frontera entre genio y locura, y es posible que tus amigos de Urano te hagan pensar a veces en que lado están.
La línea entre la locura y la genialidad es tan fina que nunca se sabe de qué lado se puede llegar a estar; ni en qué lado crees tú estar ni en qué lado te ve el resto de la humanidad. Edison y sus inventos revolucionarios, Galileo y su lucha contra la Iglesia y su firme idea de que la tierra no era plana, Darwin y su arriesgada teoría de que los humanos en realidad éramos (y somos, vaya) monos. A estos los consideraban locos, o, por lo menos, diferentemente raros pero hoy en día sabemos que en realidad tenían mucha razón:
Una de las enseñanzas de la astrología es que lo que piensa Acuario es lo que pensará el mundo dentro de cincuenta años. Tal vez sea así, pero no por eso se estrecha, ciertamente, el abismo que hoy separa a los regidos por Urano del resto de la humanidad.
El hecho de que a unos pocos pobres Acuario en su día se les considerara locos cuando afirmaban verdades, no quiere decir que a muchos no les rodee un halo de misticismo que puede tener toques de locura.
Durante toda su vida, Lincoln pronosticó, o al menos intuyó, que su muerte no sería por causas naturales y que un mal le acechaba. Yeltsin y sus problemas con el alcohol resultaron ser, análisis después de su muerte, problemas neuronales que afectaban a su equilibrio y que le hacía vagar como un borracho cuando, en algunas ocasiones, no lo estaba. A Dickens le aterraban tanto los viajes en tren que llegaba a re-experimentar las sensaciones de los accidentes que tuvo, con alucinaciones incluidas. El actor Christian Bale, de películas como las dos últimas producciones de Batman, es conocido por ser un tanto excéntrico fuera de los platós, además de escoger papeles aún más extravagantes.
Pero quizá el caso más significativo del Acuario más alejado de la cordura está en el escritor Lewis Carroll, el autor de la aparente historia para niños, Alicia en el País de las Maravillas. Al margen de los posibles estupefacientes que sus detractores afirman que tomaba, Carroll fue un auténtico genio de la creación de historias fantásticas y surrealistas, mundos en los que los conejos hablan y están pendientes del reloj, creador de poemas que incluía en su historia de Alicia escritos con palabras inventadas por él y que sólo él entendía. Con historias como las de Alicia, es más que evidente que a Carroll cordura no le sobraba. Pero puede que en realidad tampoco la necesitara.
En gran parte, la confusión se debe a la tendencia de la humanidad a restar importancia a sus profetas. La común observación de (…) <<pensaban que Edison era un retrasado mental>> ejemplifica la actitud del mundo materialista hacia aquellos cuyos sentidos están afinados para ondas de pensamiento superiores.