domingo, abril 11

la nada fácil vida de Natalie Wood

Me acuerdo como si fuera ayer la primera vez que supe de la existencia de Natalie Wood. Aunque estoy casi convencida de que primero me vi Rebel without a cause (1955), no fue hasta el despliegue especial del libreto que acompaña al DVD de Splendor in the grass (1961), que algún periódico regalaba, que no tuve constancia de aquella muchacha. Splendor in the grass se convirtió entonces en una de mis películas favoritas y su director, Elia Kazan, en uno de esos personajes famosos que me transmiten una mezcla de odio y adoración. Precisamente sobre Kazan me planteé hacer este post, pero ya tendrá su día. Hoy sólo Natalie.

Natasha Zacharenko era su verdadero nombre. Hija de inmigrantes rusos, su madre quiso desde el primer momento lanzar al estrellato a su hija y por ello transformó el apellido de la familia (demasiado ruso y demasiado poco americano) por el de Gurdin. Tras un par de actuaciones como extra, los productores de la Warner Bros le cambiaron el nombre por el de Natalie Wood, como la conocerá la historia desde entonces. Su madre, María, era la agente de la niña y desde el primer momento manejó todos los hilos de la carrera y la vida de la actriz. Hasta tal punto que fue su madre la culpable de que Natalie tuviera un trauma que le acompañaría durante el resto de sus días: Un pequeño incidente con el agua en uno de los rodajes, sumado a la completa indiferencia de María – que la obligó a seguir con el rodaje y dejar de lado eso de las visitas a los médicos – provocó que Natalie tuviera durante toda su vida una fobia al agua y al mar. Tristemente curioso.

En la adolescencia y juventud, Natalie Wood consiguió papeles y grandes actuaciones que hicieron que dejara de ser una simple niña prodigio para convertirse en una gran actriz joven. Primero llegó Rebel without a cause con el que anteriormente había sido su compañero de reparto en una película para televisión: James Dean. Esta historia de insubordinación adolescente y represión parental se convirtió en un auténtico éxito de taquilla, desgraciadamente entre otras cosas, por la muerte prematura pocas semanas antes de su estreno, de James Dean.



Después vendrían West Side Story y Splendor in the grass:

Aunque West Side Story ha sido considerada como una de las películas clásicas más importantes y reconocidas de la historia del cine, Natalie Wood sufrió con el rodaje. Ni se sentía cómoda bailando, ni creía que su voz fuera la adecuada, y menos si se la comparaba con las del resto del reparto, y en realidad sus razones tenías, ya que finalmente su voz cantada tuvo que ser sustituida en la edición final por la voz de una cantante profesional. Este hecho sumado a que la película consiguió muchas nominaciones a los Oscars pero nada con relación a Natalie, provocó que West Side Story no fuera la película de la que Natalie se sentía más orgullosa.

Ese mismo año, para su suerte, le llegó a las manos un proyecto de Elia Kazan para protagonizarlo junto a Warren Beatty: Splendor in the grass. Desde el primer momento se notaba un química especial entre Beatty y Wood (de hecho, poco tiempo después tendrían una relación sentimental) y eso se notaba en esta historia de amor, desamor y obligaciones sociales con la que Natalie consiguió su segunda nominación a los Oscars.

En esta película Natalie se tuvo que enfrentar al gran temor de su vida, el agua. En muchas otras películas no había podido superar su temor y había decidido utilizar a un extra para esas escenas. Sin embargo, su involucración en el proyecto de Elia Kazan y sus ansias de hacer una buena película hicieron que, no sin sus sufrimientos, se sumergiera en un lago para rodar una escena.

Precisamente veinte años después Natalie Wood se ahogaría en el mar en una noche en la que se fue con su marido, Robert Wagner, y su compañero de reparto por aquel entonces, Christopher Walken, a navegar en su yate ‘Slpendor’. La muerte de Wood, aún hoy 29 años después, sigue siendo misteriosa, con drogas y alcohol de por medio. Su muerte se calificó de accidente, sin embargo hace poco leí que la hermana de Natalie, Lana, sigue afirmando hoy en día que el culpable de todo fue su marido, Wagner, con el que se había casado dos veces y cuya relación se consideró en más de una ocasión de tormentosa. No solo por eso, sino porque, según Lana, sus declaraciones se contradicen y no explicó por qué no llamó a los servicios de emergencia hasta cinco horas después de darse cuenta de que su mujer había desaparecido.


Sin conocer a ninguno de los personajes, ni sus vidas y milagros más allá de lo que he comentado aquí, ni la madre de Natalie, María, ni su dos veces marido, Robert Wagner, son de mi agrado. Creo, desde la completa ignorancia de lo que realmente pudo ser Natalie Wood y lo que le pudo pasar, que el infortunio de tener a personas poco convenientes en su vida provocó que la protagonista de Splendor in the grass acabara su vida como menos se merecía, de la forma que ella misma pronosticó y temió desde pequeña: ahogada.

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