No inconscientemente he dejado la palabra para el final. Qué mejor manera que acabar un ciclo de mi blog, el ciclo dedicado a una asignatura por la cual nació, que escribiendo sobre mi otra pasión a parte del cine.
Y esto además me sirve para presentar mi próximo proyecto de blog, una idea que lleva en mi mente unos meses pero aún no sé en qué momento se va a poder realizar. Tampoco sé si dos blogs a la vez son compatibles, si dejaré de lado uno por querer estar con el otro o si simplemente los dos morirán progresivamente, olvidados entre la maleza que corre por internet.
Mi idea a partir de algún momento entre julio y octubre de este año es dedicar un blog a los idiomas, a sus palabras y usos en la medida en la que me vea capacitada y sepa de lo que estoy hablando.
Pero de momento hablemos de presente. Que soy muy dada a desvariar sobre ideas de futuro y tampoco conviene en exceso.
Quiero hablar aquí y ahora de mis amigos los false friends. Parece un juego de palabras o una contradicción, pero lo cierto es que desde que los descubrí en mi querido idioma inglés les tengo un cariño particular. Estas palabras que por su raíz y su etimología dan la sensación de que van a significar una cosa y especialmente que ese significado será igual que en el propio idioma del que a ti te suena. Y te sorprenden y significan otra cosa totalmente diferente. Este cariño a mis false friends estoy segura de que se liga de alguna forma con mi preferencia por aquellas películas y libros en los que no te esperas el final y te sorprende. Porque en realidad, ¿qué gracia hay en encontrarse algo que ya te esperabas?
Me hace aún más gracia que el primer false friend con el que te topas es con este que significa fingir: “pretend”. La primera vez que un hispanohablante oye pretend o alguno de sus variantes automáticamente asocia la palabra que más cercana tiene en su vocablo: pretender. Y bien es verdad que muchas veces se pretende algo y en realidad es sólo una apariencia, pero el leve matiz que tiene el “pretend inglés” de que en todo momento está fingido, de que siempre es falso, hace más irónico el false friend.
Otro de los false friends más bonitos y que aún hay mucha gente a la que le cuesta horrores darse cuenta de que no está bien utilizado es actually. Como “Love Actually” (una película que me encanta, todo sea dicho): actually, aunque tiene un sufijo muy anglosajón, la etimología de la raíz me apostaría las venas a que es latina y en su momento tendría algo que ver con la actualidad, o quizá a través de esa actualidad ligaron la realidad… el caso es que por mucho que se intente colar que actually es actualmente, actually es una afirmación rotunda que quiere demostrar la verdad y se traduce como “en realidad, realmente”.
Tengo false friends por un tubo, palabras interesantes en un saco y pronunciaciones con matices metidos en el armario. No es cuestión de sacarlos todos ahora porque tampoco se puede desvelar la gracia de los idiomas en un simple post. Por eso de la forma más elegante posible lo acabo aquí y dejo caer la pequeña esperanza de que algún día todas estas ideas idiomáticas se verán plasmadas en un sitio exclusivamente dedicado a la palabra.
Mi idea a partir de algún momento entre julio y octubre de este año es dedicar un blog a los idiomas, a sus palabras y usos en la medida en la que me vea capacitada y sepa de lo que estoy hablando.
Pero de momento hablemos de presente. Que soy muy dada a desvariar sobre ideas de futuro y tampoco conviene en exceso.
Quiero hablar aquí y ahora de mis amigos los false friends. Parece un juego de palabras o una contradicción, pero lo cierto es que desde que los descubrí en mi querido idioma inglés les tengo un cariño particular. Estas palabras que por su raíz y su etimología dan la sensación de que van a significar una cosa y especialmente que ese significado será igual que en el propio idioma del que a ti te suena. Y te sorprenden y significan otra cosa totalmente diferente. Este cariño a mis false friends estoy segura de que se liga de alguna forma con mi preferencia por aquellas películas y libros en los que no te esperas el final y te sorprende. Porque en realidad, ¿qué gracia hay en encontrarse algo que ya te esperabas?
Me hace aún más gracia que el primer false friend con el que te topas es con este que significa fingir: “pretend”. La primera vez que un hispanohablante oye pretend o alguno de sus variantes automáticamente asocia la palabra que más cercana tiene en su vocablo: pretender. Y bien es verdad que muchas veces se pretende algo y en realidad es sólo una apariencia, pero el leve matiz que tiene el “pretend inglés” de que en todo momento está fingido, de que siempre es falso, hace más irónico el false friend.
Otro de los false friends más bonitos y que aún hay mucha gente a la que le cuesta horrores darse cuenta de que no está bien utilizado es actually. Como “Love Actually” (una película que me encanta, todo sea dicho): actually, aunque tiene un sufijo muy anglosajón, la etimología de la raíz me apostaría las venas a que es latina y en su momento tendría algo que ver con la actualidad, o quizá a través de esa actualidad ligaron la realidad… el caso es que por mucho que se intente colar que actually es actualmente, actually es una afirmación rotunda que quiere demostrar la verdad y se traduce como “en realidad, realmente”.
Tengo false friends por un tubo, palabras interesantes en un saco y pronunciaciones con matices metidos en el armario. No es cuestión de sacarlos todos ahora porque tampoco se puede desvelar la gracia de los idiomas en un simple post. Por eso de la forma más elegante posible lo acabo aquí y dejo caer la pequeña esperanza de que algún día todas estas ideas idiomáticas se verán plasmadas en un sitio exclusivamente dedicado a la palabra.
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